domingo, 15 de enero de 2012

Despertares entre algodones (II)

"...Intento pensar, procuro entender. No puedo avanzar, ni retroceder. Mil voces aquí, me quieren decir, ntento escuchar, intento decidir…Corre no pares, tú sigue hacia delante. No llores no calles, no quiero que te acerques a mi. Dices deshaces, pretendes escaparte, quieres que te hable. Tiemblo si te oigo decir…"


Hoy, al igual que el otro despertar entre algodones, no ha sonado el despertador. Pero esta vez no porque no tenga nada que decir, porque tiene para hablar 4 días seguidos... Hoy me han despertado cuando solo llevaba 3 horas dormido, pero la verdad que no me ha importado lo más mínimo; ¡Ojalá todos los despertares fueran así! Un finde de lo más ajetreado, todo el día liado con las prácticas y....¡pleno al 15! jueves, viernes y sábado que digo: "no voy a salir, solo a tomarme unas tapas" y acabo cerrando la vogue....


Es curioso como llega el momento en el que tu mente está tan ocupada en cosas importantes y no te acuerdas de otras preocupaciones, otras cuestiones que te punzaban el estomago, preocupaciones por las que no vale la pena preocuparte. Llega el momento en el que dices: "ostias! si yo hace poco estaba mal por esto y aquello!". No sabéis la satisfacción que provoca ese momento, la boca empieza a tomar forma de la letra D y los ojos se achinan. Es justo cuando la típica frase "la vida es aquello que pasa mientras haces otras cosas" cobra sentido.


Este fin de semana también he tenido tiempo que reflexionar sobre otra frase que me enseñó una amiga: "la palabra amargura contiene la palabra amar". Bien, pues me he dado cuenta, quizás solo me pasa a mi, que esto del amor y la amargura es un proceso cíclico que nos montamos en nuestra cabeza. En primer lugar se empieza a dibujar la palabra AMAR, y al tiempo, se continúa con la escritura, y se completa en AMAR-GURA. Pero con paciencia, y quizás esfuerzo también, que el esfuerzo y la constancia nunca vienen mal, se quedará esta palabra grabada y la vida te empezará a dar otra vez una A una M.... para luego terminar con un GURA....y otra vez a empezar
Y creo que este ciclo es real y pasa, por lo menos a mi sí. Incluso con una misma persona, se pueden llegar a tener infinitos ciclos de este tipo, no solo por peleas, sino porque, nos guste o no, en toda relación siempre hay alguien que siente que quiere más de lo que lo quieren a él, y esto crea una cierta amargura, aparte de una gran inseguridad. Y seguidamente los papeles se invierten. ¿o no?


"..Yo soy tu sed, soy fe, soy el miedo en tu piel. No quiero nada y ya nada me quiere a mí. Yo soy tu quien, tu porque, fuego al 100%, No tengo alma y tu alma me quiere a mí. No quiero escuchar, ni quiero saber. No quiero volar y volverme a caer..."


Besos y Felices despertares!

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